Lectores crónicos, y hasta con complicaciones de escritura, decidimos contagiar esta iniciativa que inocula perplejidades.
LECTUROPATÍA contagiosa es un gesto de transformación. Nuestro bebé, Félix, no tuvo oxígeno en el momento de nacer y sufrió por eso una encefalopatía multiquística que, siete meses después, lo llevó a la muerte.
Como paciente cero, Félix nos enseñó que la vida puede ser también lo que imaginamos. Su "patía" indicaba un menoscabo. Pero hay otras, como la empatía o la simpatía que implican conectar desde el sentimiento.
He aquí nuestra propuesta: contagiar la afección por leer, esa que tan lejos nos llevó a nosotros, en el momento en que la vida se ataba con sondas.